Nos encontramos en una época en la
que ser joven es muy difícil, aunque sería mejor decir, nos lo ponen muy
difícil. Es cierto, que nos encontramos en una enorme crisis económica y social
en la que encontrar trabajo y tener un proyecto de vida es una tarea complicada
para todos los colectivos de la sociedad, pero me quiero detener en la parte
que más me toca, que es la de los y las jóvenes.
Esta
generación es, sin ninguna duda, la mejor formada y más cualificada de la
historia reciente en Extremadura. No podemos entender entonces, que la tasa de desempleo juvenil en nuestra
región sea la más alta del país con un 61%. Esta cifra, alarmaría a cualquier gobierno responsable, serio,
competente y comprometido con sus jóvenes, pero está claro que nos encontramos
ante un gobierno sin alma y remordimientos que se despreocupa de sus jóvenes,
sin darse cuenta que de lo que se está despreocupando, es del futuro de
Extremadura.
Hablo de futuro porque al hablar de jóvenes es
inevitable. Un futuro que se presupone oscuro y gris, ya que cada vez es más
visible la marcha de nuestra mejor mano de obra, la más cualificada, fuera de
nuestra comunidad en busca de un empleo. Sin duda, esta emigración, tanto
interior a comunidades como Madrid o Cataluña como exterior a países como Gran
Bretaña o Alemania, no puede ser de ninguna manera beneficiosa para el futuro
de nuestra región.
Quiero detenerme en la emigración exterior, y denunciar la retirada de la tarjeta sanitaria a todos aquellos que estando fuera de España, estén 90 días sin cotizar. No entiendo cómo pueden obligar a la emigración por falta de políticas de empleo juvenil a miles de jóvenes, y que aún así recorten por ello en la cobertura sanitaria. No son jóvenes aventureros, sino jóvenes que han tenido que irse de su tierra, sin que muchas y muchos lo desearán, a buscar una oportunidad que aquí no ofrecen.
Con todo esto, lo único que saco en claro, es que esta derecha rancia y ultraconservadora solo quiere el dinero de los contribuyentes para llenarse los bolsillos y tener así el poder económico, judicial y político para recortarnos en derechos y volver a sentirse cómodos como en esos “40 años de paz”.
Quisiera acabar, llamando a la ciudadanía a luchar
por lo que es suyo, por sus derechos, a salir a la calle y hacerles ver a estos
demócratas disfrazados que no pueden seguir mintiendo y falseando a sus anchas.
José
Carlos Sánchez Esquiliche