Era una
rubia pudiente
con el perfil afilado
aplaude y dice entre
dientes
que se jodan los parados.
Sentenciaba el mandatario
la pena para el obrero
con su dedo autoritario
rebajaba los dineros.
La rubia
fuera se sí
enloquecida de gozo
absorta de frenesí
piensa, estos no salen del pozo.
Te
equivocas diputada
si
piensas que los parados
se achican por la putada
que tu jefe ha decretado.
Los mineros en las minas,
los que no tienen oficios,
los que labran las espigas,
los que erigen edificios,
los que atienden al
paciente,
los bomberos voluntarios,
los que reparan los
dientes,
los vejados funcionarios.
Los que cortan las
melenas
el que nos lleva en el bus
los que arreglan las
antenas
y hasta el paciente Jesús.
Protestan por el
desfalco
que el gobierno ha
cometido
promulgados desde el palco
entre aplausos del
partido.
Engañaron a las gentes
con promesas imposibles
y tan solo los pudientes
las suscriben admisible.
Suben el iva, de los
muertos
el billete del
transporte
y hasta han llegado
al acuerdo
que ha paga y sueldo, recorte.
Por Antonio Davila.
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