Que
nuestra tierra, Extremadura, es una sociedad apegada a la tierra es algo
indiscutible, sobre todo cuando el porcentaje de población dedicado a las
labores del campo prácticamente triplica la media nacional. Quizá por esa
razón, el señor Monago, es su carrera propagandista y en su enorme esfuerzo de
marketing por labrarse una imagen como extremeño de pro, dijo aquella famosa
frase de “el futuro de Extremadura pasa por el campo”. Lo que no dejó claro en
ese momento es si se refería a que pasaba por el campo de labradores y
jornaleros que riegan la tierra con su sudor y su esfuerzo y nos ponen los
alimentos en la mesa a precios irrisorios o por “su” campo, ese campo de
señoritos de alterne, cuya única dedicación es servirse de otros para vivir a
su costa, pasear a caballo y salir de caza con la jet-set de social.
Viendo los recortes sufridos en el
campo, la bajada del jornal (imagínense a cualquiera de ellos teniendo que
vivir con 32 euros diarios), la escasa defensa que se hace en Europa de nuestra
producción y el escaso futuro que desde las propias instituciones nos auguran,
queda claro a qué tipo de campo se refería el señor Monago. Desde luego no al campo de los hombres y
mujeres que cada día sufren las inclemencias del tiempo para poder llevar algo
de dinero a sus casas y así poder "tirar" de sus familias adelante.
Escuchar a algunos diputados del PP
hablar sobre el trabajo en el campo resulta tan irónico como escuchar a un
sacerdote católico hablar de sexo y de los beneficios de usar el preservativo,
serán “muy leídos” en el tema, pero nunca podrán saber de qué hablan, pues hay
cosas, que si no se viven, no se entienden. Como dice el refrán “el hijo del pastor,
no se cría sin dolor”, y eso es el campo, dolor del cuerpo, agotamiento, lucha
continua, compañerismo y sobre todo, sudor. ¿Cómo puede hablar de eso alguien
que trabaja sentado en un escaño y cuyo único trabajo conocido es la política?
Bien hablado.Lo que gran parte de los extremeños pensamos.
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