Quizás el título que he decidido poner a esta pequeña
reflexión llame la atención de muchas de las personas que tengan la ocasión de
echarlo un vistazo y seguro, viendo lo que vemos y escuchando lo que escuchamos
a diario, no les falten razones para ello.
La política, y porqué no decirlo, los políticos, se hayan en
una verdadera situación de descrédito y desafección social que nos tiene que
llevar, sin lugar a dudas, a llevar a cabo una profunda reflexión para poder
recuperar la confianza de los ciudadanos.
Creo que la política debería recuperar algunos de los
“valores románticos” que desgraciadamente se han ido abandonando con el paso
del tiempo y que dotaban de dignidad sobre todo a quienes se dedicaban a ella.
No quiero que se me malinterprete y se tienda a pensar que estoy proponiendo
aquí recuperar el pasado. Lo que propongo y planteo es recuperar algunos de los
valores y preceptos que considero imprescindibles para cualquier persona que
tenga responsabilidades políticas y recuperarlos adaptados por supuesto a los
tiempo actuales.
Se cometió el error de supeditar las decisiones políticas a
la voluntad de la economía y de otorgar demasiado poder y capacidad de influencia
a los medios de comunicación, relegando la voluntad de los ciudadanos y su
capacidad de decisión a un inexplicable segundo plano. La política ha entrado
en el juego del marketing, de lo mediocre, de lo banal, abandonando lo
fundamental y lo profundo a un segundo orden de importancia. Los discursos
políticos se han adaptado a los intereses de los medios de comunicación, han
entrado en el juego de la propaganda, de lo fugaz y lo inmediato renunciando a
su verdadera finalidad que no es otra que la transformación de la sociedad y la
consecución de un mundo mejor. Los políticos actuales se asemejan más a actores
de comedia que a personas capaces de mejorar la situación de los ciudadanos. Se
ha sustituido descaradamente el fin constructivo de la política como
herramienta capaz de alcanzar el progreso humano con un inaceptable fin
destructivo.
Esta es la opinión de un humilde ciudadano de veintiséis
años que aún cree en la POLÍTICA con mayúscula, en esa en la que se elaboraban
Leyes que ayudaban a conseguir una España mejor, más solidaria y más justa y en
esa en la que los políticos eran personas honradas y respetables que decían
cosas interesantes y que a todo el mundo interesaban. Esa es la política que
debemos recuperar y esa es la política que merecen los ciudadanos de este
querido país. Estoy seguro de que mi partido, el PSOE ya está trabajando en
ello.
Felipe Redondo Milara.
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